viernes, 20 de mayo de 2011

Protestas contra HidroAysén, peleas entre la derecha y la Concertación y ese clásico revival ochentero

Luego de muchos años guardados en el baúl de los recuerdos, términos como “cacerolazo” y “mano dura” han vuelto a la palestra. “Puntarenazo” y el renovado uso del término “pueblo” cobran vida en tiempos donde la ciudadanía decidió salir a las calles. A buena hora.

Ya que está de moda revivir “los 80” en teleseries, discotecas, vestuarios y demases, al parecer otros elementos de ese particular momento histórico decidieron volver a escena tras varios años de descanso.

Se trata de esas palabras que caracterizaron la lucha política que se vivió entre la oposición y la dictadura militar de Pinochet y que casi tres décadas después se repiten de forma espontánea, por cierto, con la ayuda de las redes sociales de internet y diversos movimientos sociales y estudiantiles que han reavivado el descontento social gracias a las causas medioambientales de Barrancones (Punta de Choros) y la cuestionada aprobación de HidroAysén la semana pasada.

Sin ir más lejos, el vicepresidente de Renovación Nacional, Juan Pablo Camiruaga, le pidió este martes al gobierno aplicar “mano dura” con los manifestantes que se hagan presente en las calles de Valparaíso y las restantes comunas del país el próximo 21 de mayo.

Los que tienen más memoria y bordeen las tres décadas de vida recordarán ese grito favorable a la dictadura que decía “¡Mano dura Pinochet!”, cuando por la Alameda los enfrentamientos entre jóvenes y Carabineros eran pan de cada día.

"Radio Cooperativa está llamando..."

Quién lo diría, el domingo 15 de mayo aparecieron los primeros “cacerolazos” en contra de HidroAysén y las políticas medioambientales del gobierno de Piñera, sonoro ruido que no se oía desde mediados de los 80, antes del plebiscito del Sí y el No, aunque sus orígenes de remontan a la época de Unidad Popular y la gestión de Salvador Allende.

Como antes no existía la web, las convocatorias se realizaban con panfletos hechos de forma artesanal o en conferencias de prensa en las que los incipientes líderes políticos llamaban a sacudir las ollas en rechazo al régimen de facto, Por lo general, era radio Cooperativa el medio oficial de la oposición. Resulta imposible olvidar el redoble que anunciaba que "radio Cooperativa está llamando"...

También en los 80 se produjo la primera protesta oficial contra el gobierno, el famoso "Puntarenazo", inspirado por organizaciones sociales y cabildos abiertos, grupos unidos que el mediodía del domingo 26 de febrero de 1984 lanzaron panfletos y gritaron consignas contra la Junta Militar en un acto oficial que las Fuerzas Armadas realizaron en la Plaza de Armas de la comuna. Como eran minoría, tuvieron que huir de los conscriptos que vigilaban la seguridad de Pinochet y esconderse en la Catedral.

Las autoridades no hayaron nada mejor que responsabilizar al párroco de San Miguel, Marcos Buvinic, que lo único que hacía era proteger a los manifestantes de la turba que los perseguía profusamente. El problema es que era horario de misa, por ende, los feligreses tuvieron que permanecer parapetados con los dirigentes hasta que se tranquilizaron los ánimos. Saldo final: 16 detenidos, entre ellos el ex ministro Carlos Mladinic. Nada mal para una región que se atrevió a formar su propia Junta Militar anexa a la que lideraba desde Santiago Pinochet, José Toribio Merino, Gustavo Leigh y César Mendoza.

En enero de 2011 se repitió el Puntarenazo a raíz de la "crisis del gas", ola de manifestaciones gatilladas por el anuncio del gobierno de Piñera de subir los precios de los combustibles, entre ellos, el gas, elemento vital para una de las zonas más heladas del país. Lo último que se supo es que la mesa de trabajo que formó el Ejecutivo con los empresarios del sur y la ciudadanía fracasó rotundamente, porque el biministro de Minería y Energía, Laurence Golborne (de vacaciones hasta fin de mes), no incluyó la opinión de la gente de Magallanes en la propuesta final del Ejecutivo.

¿Volvió el pueblo?

Antes del retorno a la democracia se cantaba "el pueblo unido jamás será vencido". Sin embargo, con los 90 comenzó a hablarse de la "gente"; "gana la gente", "resolver los problemas de la gente", etc., etc. etc. Sólo se hablaba del "pueblo" en ciertos sectores de la izquierda chilena, casi con nostalgia.

¿Qué pasó con las revueltas post HidroAysén, con el antecente de Punta de Choros y la elección de la ANFP que sacó a Marcelo Bielsa y Harold Mayne-Nicholls de la Selección Nacional de fútbol? Nuevamente de forma transversal volvió a hablarse del pueblo. Ojalá que el sentimiento permanezca vivo durante más tiempo.

Lo que resucitó -el menos por un día- fue el célebre Artículo 8º de la Constitución de 1980, precepto que establecía la proscripción ideológica y política. Según Camilo Escalona, cuando la ministra vocera de gobierno, Ena von Baer, lo mandó a "quedarse callado" luego de criticar a su colega Cristián Larroulet tras el rechazo del proyecto de ley que le pedía exigencias a los chilenos que viven en el exterior para poder votar en las elecciones, en rigor, manifestó su deseo de volver a los tiempos donde no había libertad de expresión.

"Yo luché por la democracia durante 17 años, y como resultado de nuestra lucha exitosa, quisiera decirle a la señora vocera que el Artículo 8º e derogó el año 1989, porque nosotros recuperamos la democracia. Así es que sería bueno que la señora vocera se informara. Ahora estamos en democracia y no en la dictadura, aunque le pese”, disparó el senador PS hace algunos días.

"Represión", "bombas lacrimógenas" (que no se usarán el próximo fin de semana, aunque el diputado Enrique Estay -de la UDI- se opone a aquello), "carros lanza-aguas". "zorrillo apestoso", "balines", "cuca", "bombas Molotov", "miguelitos", "piedrazos" y tantos otros términos forman el clásico glosario vinvulado a las manifestaciones callejeras que casi siempre terminen en incidentes y enfrentamientos con Carabineros.

Sin dudas, un recordatorio ochentero o revival que hoy cobra más vigencia que nunca, justo en tiempos violentos contra un gobierno que vive un particular "juicio final" cuando apenas lleva un año y dos meses de trabajo en La Moneda.


Por Luis Casanova R.



Fuente  el ciudadano.

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