lunes, 6 de junio de 2011

Represión en Chile, la violencia del estado en contra de la sociedad civil.


 





Las Fuerzas Especiales de Carabineros (FF.EE.) de Chile son consideradas uno de los cuerpos represivos más duros de América Latina. Opera como Prefectura dentro de la institución policial uniformada, tiene un par de miles de integrantes y utiliza “medios mecánicos y químicos” para enfrentar lo que doctrinariamente definen como “muchedumbres”, “turbas”, “masa” y cualquier tipo de “alteración del orden público”. Una ideología que hunde sus raíces en la tristemente célebre Doctrina de Seguridad Nacional, impuesta a las instituciones armadas de América Latina por los Estados Unidos en la década de los años setenta y ochenta del siglo pasado, con el fin de preservar su propia seguridad.  Se caracterizaba por concebir a la población como "enemigo interno". 



Suelen mantener sigilo sobre su doctrina y formas de accionar, pero accediendo a textos oficiales de Carabineros se pudo conocer cómo actúan las Fuerzas Especiales, sobre todo contra objetivos marcados, como las marchas, actos, manifestaciones, huelgas y movilizaciones de estudiantes, sindicatos, indígenas, deudores habitacionales, trabajadores subcontratistas, feministas, pobladores y asistentes a espectáculos futbolísticos y artísticos.

Actualmente el jefe de FF.EE. de Carabineros es el Coronel Jorge Fernández. En 2006 el entonces cabeza del contingente, Coronel Osvaldo Jara, fue sacado de la jefatura por uso excesivo de fuerza aplicada por su tropa policial en contra de estudiantes secundarios en mayo de ese año. Se supone que esta unidad está bajo la supervisión de la Dirección de Seguridad y Orden Público del mando de Carabineros. 


La Prefectura FF.EE. tiene unidades en todo el país, y cuenta con un diseño de desplazamiento rápido a lugares de conflicto (principalmente social, sindical e indígena), que fue aplicado -incluso con apoyo de la Fuerza Aérea (incorporando a las Fuerzas Armadas a tareas policiales internas)-, contra la huelga de trabajadores subcontratistas en Collahuasi, en los operativos en comunidades indígenas en el sur del territorio chileno y en acciones contra manifestantes en Valparaíso durante las cuentas públicas presidenciales del 21 de mayo.

Ese desplazamiento, gracias al apoyo de la FACH, incluye vehículos antimotines de todo tipo.


Su plan táctico contra manifestantes, de acuerdo al conocimiento que se pudo obtener de información de la policía uniformada, tiene tres puntas: el personal uniformado, los vehículos represivos y los productos químicos y disuasivos.

Los elementos motorizados operan en piquete compuesto por un carro lanza-agua (“guanaco”), carro lanza-gases (“zorrillo”), y bus de transporte de personal y detenidos (“traga-traga”). Según información aparecida en El Mercurio el 21 de junio del 2006, FF.EE. tiene dos mil efectivos en todo el país, 13 jeeps lanzagases, 8 carros lanzaaguas y 15 buses. 


A ellos se agregan patrullas y eventualmente tanquetas “Mowag” (sobre todo usadas durante la dictadura). En el último tiempo se suman grupos de Subcomisaria de Policía Montada, cuyos jinetes están dotados de bastones que se han convertido en el terror de manifestantes.

En los vehículos se lleva armamento e incluso se han observado subametralladoras UZI.

El personal de las FF.EE. está compuesto por hombres y mujeres que, además de portar arma con municiones, está provisto de casco, protectores acolchados de rodillas, hombros, codos, botas de seguridad, panel balístico (chalecos antibala), buzo protector, escudo, bastones retráctiles, guantes, y escopetas lanza perdigones o balines de goma y lanza gases lacrimógenos.


Los elementos disuasivos más comunes de este grupo represivo son los bastones retráctiles, los gases lacrimógenos (sobre los cuales hay denuncias de efectos altamente nocivos para las personas) y el agua (que según informes de prensa en ocasiones pudo ser mezclada con elementos tóxicos).

En tiempos recientes las FF.EE. han utilizado perdigones y armas de fuego con resultado de muerte de jóvenes mapuches.

En los operativos contra los manifestantes –como se verá más adelante-, estos uniformados usan tácticas-técnicas tendientes a acorralar a la gente, intimidar, hostigar, amedrentar e incluso provocar. Por ejemplo, hay una técnica de colocar al uniformado, con toda su tenida bélica, a menos de un metro de gente que se está manifestando, produciendo una tensión inmediata.

Muchas personas y periodistas han observado cómo el “guanaco” lanza cortes de chorro de agua contra manifestantes sin que haya desorden, lo que ha sido considerado como una provocación.


Hace tiempo las FF.EE. incorporaron a suboficiales y carabineros rasos con cámaras fotográficas y filmadoras, quienes se desplazan fotografiando y filmando a ciudadanos que participan en una manifestación o acto, provocando temor en muchos y logrando fichaje de personas por el sólo hecho de estar en un acto público, la mayoría de las veces autorizado.

Una modalidad comunicacional y política del mando de las FF.EE. es que cuando sus integrantes provocan serias lesiones a personas civiles, no entregan bajo ninguna circunstancia el nombre o los nombres de los uniformados responsables, los cambian de dotación o ciudad y diluyen lo más que pueden los procesos, como ocurrió con la agresión a un fotógrafo de la agencia española EFE.

En cambio, están coordinados con editores de medios de prensa para destacar con extensos textos y amplia cobertura fotográfica y fílmica, los casos de carabineros lesionados. También hay instrucciones de que cuando se produce una situación tensa en un punto de una manifestación, los Oficiales se apartan.

Doctrina bélica ante “la turba”.-

Las FF.EE. de Carabineros tuvieron su nacimiento a inicios de los sesenta en el Grupo Móvil, unidad represiva creada durante el gobierno del derechista presidente Jorge Alessandri, para contener y enfrentar las movilizaciones sociales, sindicales y estudiantiles que se expandían en aquellos años.


Revisando los diarios de la época, se puede comprobar el alto contenido represivo de duras acciones realizadas en contra de pobladores (sobre todo en ocupaciones de terrenos), de estudiantes universitarios, de mineros y de campesinos (que comenzaban a protestar en fundos y realizar ocupaciones de tierras).

Con los años se fue perfeccionando las condiciones, el financiamiento y las capacidades de estas unidades, hasta convertirse en las FF.EE. que se hicieron famosas por la represión durante las “jornadas de protesta” y todo tipo de manifestaciones en los años de la dictadura.

Según se lee en la página institucional de Carabineros, los objetivos de Fuerzas Especiales son “restablecer el orden público quebrantado mediante la aplicación de técnicas-tácticas desarrolladas y mejoradas a través de años, contando a la fecha con capacidad de movilización operativa”. También “garantizan la seguridad pública en caso de catástrofes o calamidades”.

En un ejemplar de la revista “Carabineros de Chile”, bajo el título “Control de muchedumbres. Contención del orden público”, se sintetizó la doctrina que guía a las Fuerzas Especiales en sus operativos.

En los primeros párrafos se hace una caracterización psicológica de los ciudadanos que participan en una manifestación o un espectáculo futbolístico, planteando que se tiene en cuenta que “el peligro de éstas aglutinaciones es que cada individuo puede comportarse de forma irracional cuando forma parte de una actividad grupal, lo que por medio de la ley del contagio conduce al desorden”.

De acuerdo al texto, hay seres capaces de sufrir “transformaciones” peligrosas, algo así como un transforme social.

Se afirma que “sujetos que aparentan ser calmados y tener buenas intenciones, se transforman y comienzan a actuar por instinto a raíz de la acción de la muchedumbre”. 


El documento parte de la base que la gente es débil ante la tentación de los provocadores del desorden, porque “el sentimiento de impunidad al ver que muchos infringen la ley y nada les ocurre es extremadamente contagioso y peligroso”.

El artículo señala que “para controlar estas aglomeraciones, el personal de la Institución recurre a la aplicación de técnicas y tácticas adecuadas a cada circunstancia. Los carabineros no sólo utilizan medios mecánicos o químicos para frenar una multitud o una manifestación, sino que también han sido instruidos y entrenados en formaciones de encuentro y control de muchedumbres (columna, línea, cuña, diagonales, calles y rombo, espolón, tridente, abanico y trabajo de intervención en patrullas), que en sus distintos encuadres responden a las necesidades que demanda cada movimiento masivo sometido a la operación policial orientada a mantener la tranquilidad o recuperar el orden público ya quebrantado”.

Se informa que los miembros de FF.EE. son “carabineros profesionalmente multifacéticos que mantienen inalterables sus condiciones humanas”. Se precisa que “en ocasiones, la propia presencia de uniformados exalta los ánimos de una turba.

Esto puede conducir hacia agresiones verbales y vejaciones que aumenten la carga emocional del policía. Por consiguiente, éste debe contar con adecuada preparación psicológica para evitar implicarse personalmente en el conflicto”.

El texto publicado explica que “es tarea del grupo destinado a controlar a la muchedumbre el detectar y mantener aislados de la multitud a ciertos individuos: aquellos a los que no les interesan los objetivos de la masa, pero a los que les fascina participar en actos de violencia…”

Una doctrina establecida a partir de caracterizaciones como la existencia de ciudadanos irracionales, capaces de “transformarse”, que aglutinados componen una “masa” o una “turba”, y donde los integrantes de las FF.EE. son los que tienen “condiciones humanas” y quienes pueden sufrir “vejaciones”.

Todo aquello se aprende en las clases y cursos a los integrantes de este contingente antidisturbios y se llega a practicar en las instrucciones en campos de entrenamiento. En el centro está un concepto de irracionalidad e instinto animal de los civiles convertidos en “turba”. Y la vieja tesis de que los uniformados son superiores a los civiles.

La preparación doctrinaria, como suele ocurrir en cuerpos militares y policiales, incluye “bautizos” y “ritos”, que muchas veces muestran el verdadero rostro de los uniformados, o al menos ciertas desviaciones o comportamientos cuando menos extraños.

No se puede acceder a estas actividades de las FF.EE.

Pero hace un tiempo, se logró grabar un “bautizo” de hombres y mujeres del contingente, quienes fueron sometidos a los golpes de poderosos chorros de agua del carro lanza-agua, quedando todos mojados, golpeados y con molestias y daños a los ojos, lo que hizo presumir que el agua estaba mezclada con algún químico.

Un uniformado hizo poco después la denuncia y en la prensa se publicó que el mando policial planteó que se trataba de adoctrinamiento normal. El episodio salió en un noticiario de TVN (Canal 7) y se pudo ver en YouTube.

Acompañando la doctrina y acción de las FF..EE.. siempre ha estado la derecha política, como cuando el senador Alberto Espina defendió la actuación de estos elementos al ser destituido el Coronel Osvaldo Jara por reprimir duramente a secundarios, y cuando, en un hecho inédito, el presidente Sebastián Piñera visitó la sede de Fuerzas Especiales en Santiago, para felicitarlos y alentarlos en el marco del Día del Joven Combatiente.

Durante la dictadura, FF.EE. era el brazo represivo público y callejero de Augusto Pinochet.

En medios de prensa aparecen de vez en vez informes sobre las Fuerzas Especiales de la policía uniformada, como aquella que reveló la conformación y actuación de Dispositivos de Intervención Rápida (DIR), que se desplazan en vehículos menores semiblindados, con chofer, vigía y elementos dotados de los instrumentos disuasivos y represivos.

Según reportes de prensa, el fallecido Director General de Carabineros, José Alejandro Bernales, declaró que con el sistema DIR, “los funcionarios viajan en carros que se desplazan mucho más rápido que un bus, van en sus costados para que desciendan y procedan en el tiempo más corto posible. El objetivo es neutralizar en el acto a los vándalos más radicalizados dentro de una protesta. De esta manera se corta ahí cualquier retroalimentación para que otros potenciales violentistas actúen".

Hace tiempo, en el diario El Mercurio se informó que Carabineros compraría helicópteros al consorcio “Eurocopter”, los cuales serían utilizados, entre otras cosas, “en labores de disolución de desórdenes callejeros”.

Los aparatos tendrían “sistemas de seguridad automático de ‘objetivos’ en tierra”, considerados “violentistas”.

Hasta donde se pudo indagar, extraoficialmente siguen en servicio las tanquetas suizas “Mowag”, las que, según informes de Carabineros, pueden ser utilizadas en “eventos que requieran gran movilidad y poder de fuego” y tienen cualidades como “desempeñarse en combate, teniendo para ello como aliados la sorpresa y el factor psicológico”.

Métodos y violencia de “policía militarizada”.-

En una nota en La Nación Domingo (medio de prensa cerrado por el gobierno de Sebastián Piñera), se cita al abogado Marcelo Salinas, Secretario Ejecutivo de la Corporación Ciudadanía y Justicia donde señala que en dictadura “se militarizó” a Carabineros y que esa entidad asumió “la lógica del enemigo interno” ante los ciudadanos y los manifestantes.

Expresa también que “después de la dictadura, recibimos una institución (policial) con normas y prácticas generadas en el contexto de la doctrina de seguridad nacional y de guerra interna, y no ha habido cambios significativos”.

En el contexto de las últimas actuaciones de FF.EE. contra movilizaciones de universitarios y medioambientalistas (contra el proyecto HidroAysén), el abogado y diputado Hugo Gutiérrez indicó que “hay que poner sobre la mesa la discusión sobre los métodos de Carabineros para enfrentar las manifestaciones…Usan disuasivos para causar lesiones graves a las personas y no para desbaratar unas manifestaciones que se salieran de los cauces legales. Eso debe ser investigado”.

En declaraciones aparecidas en el semanario El Siglo, el legislador Gabriel Silber, manifestó que “nos preocupa la violencia de parte de la autoridad…Tenemos antecedentes de los Tribunales de Justicia que hablan de detenciones ilegales, de carabineros instigando a la violencia”.

De hecho, una jueza dejó en libertad a decenas de manifestantes detenidos por FF.EE. al declarar ilegal esas acciones de parte de los uniformados, que habrían actuado sobregirados respecto a sus deberes.

Por citar situaciones de tiempos recientes, FF.EE. ha recibido acusaciones de acciones ilegales y uso excesivo de fuerza contra civiles en marchas de secundarios, manifestaciones medioambientalistas, protestas de mapuches, la marcha en contra de la presencia en Chile del ex presidente George W. Bush, en invasiones y ataques a las universidades UMCE, de Concepción, ARCIS, Católica de Valparaíso, USACH, ingreso violento a la Catedral de Coyhaique, agresión a periodistas y fotógrafos de prensa, ataques a ciudadanos de Isla de Pascua, etc. Indignación causó “la novedad” en el uso de balines con pintura lanzados por carabineros de FF.EE. contra estudiantes en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Chile.


La policía uniformada estuvo involucrada en los asesinatos de los indígenas Matías Catrileo, Alex Lemún y Jaime Mendoza, del estudiante Daniel Menco,  y en serias lesiones a ojos, por efecto de golpes con bastón, perdigones y bomba lacrimógena lanzada a corta distancia.

Pareciera que hay instrucciones de algunos oficiales o “iniciativa” de elementos uniformados para disparar a la cabeza de civiles.

Casos relacionados con esto son el fotógrafo de la agencia EFE, Víctor Salas (Premio Nacional de Fotografía de Prensa 2007), con heridas graves por golpe de bastón en un ojo, la niña Katia Rojas que perdió un ojo por un perdigón ,y la estudiante de Concepción, Paulina Rubilar, que recibió en un ojo una bomba lacrimógenas y quien, sintetizando la forma de actuar –policial y moralmente- de FF.EE., denunció:

“Esperaba que dispararan, también esperaba que lo negaran”.

Cualquier persona o periodista que haya estado o esté en una manifestación, puede comprobar las palabras y gestos hostiles de los oficiales y miembros de FF.EE., el lenguaje soez que suelen usar, su ansiedad y actitud agresiva.

Prácticamente todas las acciones de este tipo han sido explicadas o justificadas por el alto mando de Carabineros, muchas sobre la base de que se actúan contra “violentistas”, “encapuchados”, “desadaptados”, términos muy usados también por periodistas de medios conservadores.

En el gobierno de Piñera aumentó la participación de trabajadores en huelgas y movilizaciones durante el 2010 y en el primer semestre del 2011 se produjo un alza notable en marchas y manifestaciones de estudiantes, trabajadores y medioambientalistas. Frente a todo eso actuaron las FF.EE. teniendo un protagonismo en las operaciones disuasivas y operativas.

Algo que probablemente sigue sucediendo y aumentando en proporción al ascenso de protestas y expresión social.

Fuente: reporte.

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