sábado, 22 de enero de 2011

El Olimpo parlamentario.

Al parecer la realidad que vivimos los chilenos de acá abajo no es la misma que la de nuestros ilustres parlamentarios, o por lo menos de un gran porcentaje de ellos. Es, a todas luces, una mezcla rara de oficialistas y quienes deberían ser oposición, pero que han caído en una especie de relación incestuosa, amorfa, inconsecuente y amnésica sobre cuál es su verdadero rol olvidando que fueron elegidos para legislar a favor del interés superior del país y representar a quienes les votaron. Claramente su rol de oposición “constructiva”, como se le llama ahora, se la han tomado muy en serio y demuestran lo cómodos que se encuentran cohabitando con la derecha en la Moneda haciéndoles muy fácil legislar a favor de sus intereses, cumpliendo cabalmente con la política de los acuerdos y de la alternancia en el poder.
Quienes, se supone, nos representan en el congreso han adoptado el papel de amebas que se dejan llevar por la marea, traicionando sus principios, y lo que es peor al pueblo. Aunque algunos puedan decir que no es así, han dado muestras claras que les es más fácil dejarse llevar que manifestar abiertamente sus desacuerdos, si es que los tienen, apoyando leyes que distan mucho de los intereses de la mayoría: royalty minero, reforma a la educación, privatización de los bienes del estado, entre otras iniciativas del ejecutivo.
Mientras el gobierno incumple sus promesas y echa por tierra las esperanzas de quienes compraron su discurso de campaña cuyo contenido tiene una enorme letra chica, actúa con prepotencia. Sube dramáticamente el costo de la vida mostrando que, claramente, cambio futuro y esperanza no habrá, sólo la continuación de un sistema económico perverso que administraron eficientemente los gobiernos de la concertación profundizando aún más la brecha entre pocos ricos y muchos pobres.
Más allá de los “lapsus linguae” del presidente que denotan su particular estilo, se han realizado cuestionables contratos millonarios, escándalos por compras del ejército, alzas en los aranceles universitarios, alzas en los pasajes de la locomoción colectiva sin mencionar los alimentos de consumo básico, nos muestra un futuro desesperanzador en materia económica a las familias más pobres.
La complicidad de los medios de comunicación, que en su mayoría se encuentran en manos de la derecha, mantiene a través de la desinformación y la distracción banal la sensación de que todo marcha sobre ruedas, sólo informan la realidad cuando es imposible ocultarla, como ocurrió con la huelga de hambre mapuche y la crisis del gas en Magallanes. La cohabitación con la corrupción y el abuso que la derecha tanto criticó de los gobiernos de la concertación son una realidad que ha saltado a la luz pública y a la que los medios han incluido en sus pautas mezclados con farándula, fútbol y playas, por lo que pasan inadvertidos.
Claramente el espectáculo mediático montado por el gobierno sumado a la hipo actividad y laxitud ética de la “oposición” es patético, se notan claramente, los efectos de la temporada estival y sus ansias de que llegue pronto el feriado legislativo.
La necesidad de que los dioses del Olimpo parlamentario se dignen mirar la realidad en que están sumidos los chilenos, las desigualdades, discriminaciones, falta de oportunidades y bajos salarios es urgente. Cambiar de actitud en su relación con el oficialismo y asumir que son oposición, mostraría que algo de dignidad les queda y que quienes han mostrado consecuencia en sus votaciones son sólo la excepción que confirma la regla… aún están a tiempo.
Andrea Dufournel
Temuco.

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