Los sucesos de Egipto, antes y ahora, los de Túnez, y los de tantos que se van sucediendo, nos recuerdan en el año del bicentenario de la gesta americana que el derecho a la revolución nace con las necesidades de las gentes y se manifiesta con las crisis del sistema dominante.
La fractura social, a cuyo ahondamiento ha contribuido de manera ostensible el sistema capitalista, se transforma en insostenible, cada vez que hace crisis la economía de algún país, en este caso en medio oriente.
El sistema capitalista como tal opera siempre de la misma manera, primero la represión, cuanto más cruenta mejor para sus intereses.- Cuando esta no alcanza el trabajo de inteligencia que realiza con los sectores que encabezan la sublevación se transforma en el aliado que busca sostener al máximo sus intereses.
Cuando esto no alcanza comienzan el bloqueo de los que detentan el nuevo poder.
Repasemos cada uno de los procesos que se han venido dando, esta escala de acción siempre está presente.
¿Ahora por que sucede esto?, si los pueblos expresan de mil manera su voluntad de sacudirse las cadenas de la explotación.- Sucede porque la revolución hasta hoy, no tiene programa, o mejor dicho agotó un programa que se correspondía a una etapa anterior del desarrollo capitalista y que en lo fundamental partía de la necesidad de tomar en sus manos la economía sobre la base de las estatizaciones.
El líder de la revolución cubana el comandante Fidel Castro al reflexionar sobre el discurso del Presidente Obama sobre “el estado de la Unión” dice una frase que resume en forma contundente la realidad actual: "Ningún país aislado tiene ni puede tener respuesta a los problemas que hoy enfrenta el mundo".-
No negamos la importancia que para cada país tiene el enfrentar la crisis con medidas propias, incluidas las estatizaciones. Pareciera como que el mundo retornara a lo que fue el planteo inicial de Carlos Marx y Federico Engels, cuando la fundación de la Primera Internacional.-
No es correcto, no es moral, no tiene ética, ver como se suceden los procesos sin poder ayudar a la solución favorable de los mismos. Mientras el capitalismo juega al desgaste sobre la sangre derramada por los pueblos.
Corrientes de cambio, como lo fue la del propio Barak Obama en EE.UU. naufraga en una promesa de más de lo mismo, que no tiene ningún asidero, refugiándose en un nacionalismo impropio de esta etapa de la historia.
Hoy la esencia del sistema capitalista se resume en dos coordenadas: la moneda y el sistema impositivo, pero hasta ahora estos parecen ser temas inaccesibles para la llamada inteligencia del mundo. En Davos, en sus aposentos, el tema es si Euro si o Euro no, si ajuste fiscales o no, etc. etc. Y para los pueblos rezar para que surja el milagro de un nuevo periodo de bonanza.
Para la humanidad no habrá milagro sino guerra, si el mundo no comienza a transitar urgentemente un programa de reformas que tiene dos centros: la moneda única universal, y la transformación de los sistemas impositivos actuales basados en el consumo y en las retribuciones salariales y pensionarias en la aplicación de los impuestos sobre la base de la circulación del dinero, dando muerte a los paraísos fiscales. Un nuevo modo de producción irá naciendo sobre esta base.
La revolución necesita este programa, levantado por lo mejor de la humanidad.
Jorge Aniceto Molinari
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