lunes, 22 de noviembre de 2010

El gobierno empresarial y los trabajadores


El gobierno empresarial y los trabajadores.


La gran esperanza de los trabajadores chilenos durante los gobiernos de la concertación era la de conseguir cambios reales en la legislación laboral, pretendían además, tener participación en las mesas de “dialogo”  implementadas por la Moneda para llegar a acuerdos tan relevantes como el alza del sueldo mínimo que lejos de ayudar a solucionar las necesidades económicas de sus familias, sólo representaron migajas con el argumento de que un mayor aumento perjudicaría el empleo haciendo subir los índices de cesantía.

Hoy, con un gobierno encabezado por la “nueva derecha” que anunció un nuevo trato laboral esta relación no deja de ser tormentosa, con el agravante de que si los trabajadores se movilizan simplemente no se les escucha; muy por el contrario, como lo dijo el ministro de salud Jaime Mañalich : “para el gobierno las huelgas de hambre son un problema grave a partir del día 50”, es decir,  si alguien hace una huelga de hambre si no lleva 50 días, no será digno de la atención del supremo…gobierno.

Actualmente hay un sin número de movilizaciones, paros, huelgas de hambre las que ya están a punto de llamar la atención del gobierno, casi llegan  los 50 días, de pronto creo que las ingratas declaraciones de Mañalich me recuerdan el papel de los “médicos” que decían a los torturadores en qué estado se encontraba el torturado para continuar con su tormento, seguramente a los 50 días nadie estará en peligro de fallecer, recordemos que los mapuche estuvieron más de 80  sin ingerir alimentos y ya se han recuperado o por lo menos los daños en sus maltratados cuerpos no es mortal, en lo inmediato.
Las prácticas antisindicales son algo habitual: los que pretenden formar un sindicato deben hacerlo ocultos, casi en clandestinidad, ya que de ser descubiertos  rápidamente son despedidos los que tuvieron la “brillante” idea de organizarse. Se violan permanentemente las normas de la OIT, a pesar de que oficialmente se pretenda hacer creer que el compromiso de la administración de turno tiene las “mejores”  intenciones de ratificar y poner en práctica los compromisos firmados con la mencionada organización, un claro ejemplo son los artículos 155 y 176 de la OIT , que tienen que ver con la salud y la seguridad de los trabajadores, a los que Chile adhirió, Piñera lo anunció luego del mediático rescate minero,  pero aún no se aplican.
Se pretende legalizar la flexibilidad laboral, que por lo demás se aplica hace ya bastante tiempo, los trabajadores son víctimas del trabajo precario, informal, flexible, rotativo, polifuncional y sin regulaciones, todo esto sólo beneficia a los empresarios que tiene a su disposición mano de obra barata y por otro lado evitan la organización, fenómeno que se da en todos los ámbitos de la producción.
El futuro inmediato, para los trabajadores chilenos no se ve para nada auspicioso, a pesar de las declaraciones de buenas intenciones de los parlamentarios de la concertación con respecto al tema, la política de los consensos existe y la de la alternancia en el poder también, por lo que es muy difícil que del parlamento salgan leyes y modificaciones al código del trabajo que traigan verdaderos cambios a favor de los que entregan cada día su esfuerzo en la producción, con sueldos miserables.
Para lograr los cambios que se requieren en un gobierno que sólo le rinde culto al sistema neoliberal y a los empresarios hay un solo camino cual es la movilización y si es necesario las huelgas de hambre…aunque haya que esperar 50 días para que el gobierno gire la cabeza y se digne poner atención a quienes les prometieron soluciones, compromisos de campaña en los que nadie, de los que confiaron, se les ocurrió que tenía letra chica.
En el ámbito previsional, la cosa no es muy diferente, quienes cotizan obligados en las AFP, sistema impuesto por la dictadura en los años 80` e implementado por el hermano del presidente, José Piñera,  ven con desesperanza como sus ahorros son invertidos en la banca, en bonos en el extranjero que pasan a estar permanentemente en riesgo ante los vaivenes del la bolsa, lo ocurrido el 2009 con la crisis internacional arrastró a miles de trabajadores perdiendo miles de millones de dólares y la cuenta la paga el pueblo. Ahora el banco Central de Chile, les da el golpe de gracia autorizando el aumento de un 40 hasta un 80% de los fondos para ser invertidos en la bolsa internacional, es decir, frente a otra crisis, nuevamente, serán los trabajadores quienes perderán sus ahorros, ¿a quien se le pasará la cuenta?, por supuesto que no  a los dueños de las AFP, los dineros invertidos no son de su propiedad.
Quienes han jubilado bajo el sistema de AFP, reciben sólo un tercio de lo que disponían cuando eran trabajadores activos, la pobreza es un fantasma que ronda sus hogares a la edad en que más se necesitan recursos.
Lo único que podemos tener por seguro que la atención del gobierno empresarial cuyo gerente general es el presidente, enviará como respuesta a las movilizaciones la más dura de las represiones, como en dictadura, claro que esta vez avalado por quienes tuvieron la ilusión de que sería un gobierno de “cambios, futuro y esperanzas”.


Andrea Dufournel
Temuco.


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