A río revuelto…
El 8 de septiembre, cuando todo el país estaba pendiente del rescate minero, la parafernalia bicentenaria que trató de ocultar gran parte de nuestra historia, salía a la luz pública la huelga de hambre de los comuneros mapuche, conflicto que aún no tiene solución pese a que los voceros de gobierno, como siempre, tratan de dar por resuelto, sin considerar que éste es un tema que va más allá de la simple voluntad del gobierno de turno.
En este contexto, el diputado de Renovación Nacional Gaspar Rivas ingresó un proyecto de ley para modificar la Constitución política de 1980, en la parte que se refiere a la elección presidencial, el que manifiesta lo siguiente: “Artículo Único: Modificase el inciso segundo del artículo 25 de la Constitución Política de la República, suprimiéndose la palabra “no” que se encuentra intercalada entre los vocablos “y” y “podrá”; la noticia no fue acogida por los medios escritos ni mucho menos por los noticiarios televisivos.
Hoy 23 de octubre aparece Pablo Longeira, proponiendo lo mismo, pero además sugiere aumentar el número de parlamentarios.
Cuando en 2005 se cambió el periodo presidencial de 6 años a 4 sin la posibilidad de reelección inmediata, la derecha no tuvo reparos en aceptarlo, durante estos meses, cuando el país se ha mantenido pendiente del show mediático montado por la administración Piñera, mientras su excelencia se ha paseado por Europa mostrando el papelito de los mineros y ha repartido piedras como recuerdo de su hazaña a sus anfitriones aparece la noticia de las intenciones de la derecha de perpetuarse en la Moneda , al parecer le están tomando el gustito al cargo.
No es de extrañar que, un gobierno que marca altos índices en los rating televisivos, con un presidente que resulta, a lo menos, curioso para los que lo recibieron en su tan ansiada gira, la presentación realizada subrepticiamente por Rivas nos muestra que la voracidad de la derecha no tiene límites y después de 52 años en que no llegaban al poder por elección popular, obviamente no están dispuestos a dejarlo. Sin lugar a dudas el espíritu emprendedor, ambicioso y populista de su excelencia agregándole además su gran capacidad de negociar y acarrear agua para su molino, más la política de los consensos aplicada durante 20 años, es posible que logre la tan ansiada modificación ya que la conciencia y consideraciones de la mayoría de los parlamentarios, salvo honrosas excepciones han demostrado estar muy por debajo de los intereses del pueblo, clara muestra es la aprobación del royalty minero, realizada aprovechando la atención del país en el mediático rescate minero.
La negociación que la concertación hiciera con el dictador para obtener la “democracia” fue el primer paso para comenzar a aplicar el álgebra electoral legitimando, así, la alternancia en el poder y el sistema electoral binominal absolutamente antidemocrático heredado de la constitución política de Pinochet aprobada por un plebiscito realizado bajo su dictadura y sin registros electorales. Los dispositivos electorales son sólo un medio para alcanzar ciertos consensos políticos, pero no determinan ni el significado, ni los alcances del compromiso social que implica la convivencia democrática.
Lo único que le interesaba al pueblo, a la nación histórica, era que la transición fuese pacífica y ordenada. Y aunque no existían graves razones, a esas alturas, para pensar que pudiese suceder de otra manera, la lógica incertidumbre y los augurios catastrofistas aireados por la propaganda bastaron para que las incipientes oligarquías partidistas se arrogasen la herencia del monopolio que tenía la Dictadura y de los que pretendían hacerse cargo del país.
Era, en los estertores del régimen militar, la libertad política aceptando tácitamente las ataduras constitucionales que hasta hoy no nos permiten alcanzar la tan ansiada democracia.
Ante esta intentona…¿Qué más pretenderá la derecha con su voracidad?, no olvidemos que Codelco y los recursos naturales son una apetitosa presa para los capitales internos y las transnacionales…
Andrea Dufournel
Temuco.
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