Se dice en los campos que cuando florecen las quilas se viene un año lleno de desgracias, desgracias que se ven representadas con el aumento de la población de ratones y todo lo que ello implica. Al parecer la sabiduría campesina no deja de tener razón.
El comienzo de año 2012, de la mano del caluroso verano y vacaciones, no ha sido como cualquier verano. Nos ha sorprendido con un Chile movilizado, activo, dando muestras, una vez más, que ya no nos hacen comulgar con ruedas de carreta.
Desde el gobierno suspiraron aliviados cuando la temporada de clases terminó, ello, supuestamente, traería un remanso de tranquilidad y podrían imponer, como es la tradición en la temporada estival, medidas que afectan a la mayoría sin que nadie alzara la voz. Nada más lejos de la realidad.
Entre conmemoraciones del segundo año de ocurrido el terremoto y maremoto del 27 de febrero, recriminaciones de parte de la oposición al gobierno por la casi nula reconstrucción y ceremonias mediáticas de entrega de subsidios habitacionales a los afectados que consistían en una carpeta con un documento que no garantiza fecha de entrega de la vivienda, ni que no pasarán, las familias, un tercer invierno sumidos en el frío y el lodo. Con la presencia de “su excelencia” que, para variar, anuncia henchido de orgullo un nuevo plan para solucionar el retraso en la entrega de viviendas: “ Plan váyase a vivir con un familiar”, lo que indica la nula empatía con el dolor y las necesidades de quienes aún sufren con los embates de la naturaleza, como si el problema de vivir de allegados fuera tan simple. La familias no viven así como opción propia, son víctimas de un sistema perverso que no garantiza un buen vivir, al contrario se les hace víctima del hacinamiento. No es necesario que los iluminados del gobierno creen un plan para que la miseria y la inoperancia de las autoridades respectivas se conviertan en una norma amparada por el estado.
Hemos visto cómo nuestros compatriotas de Aysén se han movilizado, cansados del centralismo que opera desde Santiago y ¿qué han recibido? represión, de la más brutal, el gobierno, a través del ministerio del interior ha gastado millones en trasladar piquetes de la policía militarizada, incluyendo, claro no podían faltar, carros lanza agua, lanza gases, sin mencionar los miles de pesos gastados en bombas lacrimógenas y todos los implementos utilizados para acallar la voz del pueblo. La protesta de Aysén ha concitado el apoyo en las principales ciudades, apoyo que ha recibido, al igual que en el sur, la más brutal de las represiones con muertos y heridos.
Ha llegado marzo y regresa la pesadilla del gobierno, los estudiantes a clases y con ello a organizar las movilizaciones que, de seguro, esta vez contarán con el apoyo de todas las organizaciones de la sociedad civil.
La principal preocupación del gobierno no es dar solución a los conflictos y problemas sociales de educación, vivienda, salud, sueldos bajos, cesantía, trabajo precario, no, sus esfuerzos se han concentrado en resolver de mejor manera especializando y entregando los mejores instrumentos para reprimir, apalear y gasear a los “revoltosos” que tienen la insolencia de reclamar por lo que consideran justo.
Las movilizaciones nos involucran a todos y cada uno de quienes vemos lo injusto de un sistema avieso que no hace más que repartir la pobreza y que de no mediar marchas, organización y unidad, la flor de las quilas logrará que triunfen las ratas.
Andrea Dufournel
Temuco.
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