martes, 30 de noviembre de 2010

De la crisis actual a los desarrollos teóricos.

                      
JORGE ANICETO MOLINARI: Militante sindical y político desde épocas estudiantiles (en Paysandú) Dirigente y militante gremial en AEBU, CNT. Participó en la fundación del Frente Amplio. Actual miembro titular en el Consejo Honorario de Caja Bancaria (por Jubilados y Pensionistas) Consecuente estudioso del camino que abriera Carlos Marx y empecinado en creer que un mundo mejor es posible. Partidario de la moneda única universal y del impuesto a las transacciones financieras, militante de ATTAC.-

El líder de la revolución cubana, Fidel Castro, que sin duda debe sentir un legítimo orgullo por la tarea de los médicos de Cuba en Haití es el autor al inicio de una de sus reflexiones del siguiente juicio:
Hace solo unos meses, el 26 de julio de 2010, Lucius Walker, líder de la organización norteamericana Pastores por la Paz, en un encuentro con intelectuales y artistas cubanos, me preguntó cuál sería la solución para los problemas de Haití.
Sin perder un segundo le respondí: “En el mundo actual no tiene solución, Lucius; en el futuro del que estoy hablando sí. Estados Unidos es un gran productor de alimentos, puede abastecer a 2 000 millones de personas, tendría capacidad para construir casas que resistan a los terremotos; el problema es la forma en que se distribuyen los recursos. Al territorio de Haití hay que restituirle otra vez hasta los bosques; pero no tiene solución en el orden actual del mundo.”

Compartimos la afirmación de Fidel, pero nos vamos a tomar el atrevimiento, de señalar que lo que el afirma para Haití también es válido para gran parte del pueblo de EE.UU.,  de Uruguay, para los pueblos de Europa, y para muchos de problemas que hoy también tiene Cuba, victima además de un bloqueo infame.


En estos días además hemos tenido acceso a artículos de destacados intelectuales, y estudiosos del marxismo como Atilio Borón y Jorge Gomez Baratta.

Dice Atilio Borón:

Estos son unos pocos ejemplos(*) que conversando con los amigos cubanos se multiplican ad infinitum. Pero plantean una cuestión de importancia práctica y también teórica: el proyecto socialista, ¿se realiza al lograrse la total estatización de la economía? La respuesta es un terminante NO. Si en la Unión Soviética (que sólo tuvo como precursora a la heroica Comuna de París) las condiciones específicas de su tiempo no le dejaron otra alternativa que fomentar la estatización integral de la economía, nada indica que en las condiciones actuales se deba obrar de la misma manera. Tal como con perspicacia lo anotara Rosa Luxemburgo a propósito precisamente del caso soviético, no hay razón alguna para hacer de necesidad virtud. Y si la estatización total y la planificación ultracentralizada pudo haber sido necesaria -y aún virtuosa- en su momento, al hacer posible que en un lapso de cuarenta años Rusia, el país más atrasado de Europa, pudiera derrotar al ejército Nazi y tomar la delantera en la carrera espacial, hoy ya no lo es. Dicho en términos del marxismo clásico, el desarrollo de las fuerzas productivas decretó la obsolescencia de formas e intervenciones estatales que siendo eficaces en el pasado ya no tienen posibilidad alguna de controlar la dinámica de los procesos productivos contemporáneos, decisivamente modelados por la tercera revolución industrial.
(*) se refiere a ejemplo de burocratismo e ineficiencia.-

Lo que dice Atilio Borón es de una claridad que no necesita abundar en explicaciones.

La preocupación de Lenin, por unir el naciente estado soviético a la economía mundial, sigue siendo hoy uno de los problemas cruciales de la revolución, con el agravante de que estamos entrando aceleradamente a la mayor crisis del sistema en su historia.

Esto supone para Cuba por ejemplo, que el programa que levante el Partido Comunista de Cuba, ya no puede ser un programa solo teniendo en cuenta lo que hoy pasa en la isla, debe ser un programa para los trabajadores del mundo en primer lugar, pero dirigido al mundo entero.

Cuba necesita integrarse a la economía del mundo, el mundo necesita de sus médicos y de sus maestros. Pero el mundo actual no está en condiciones de hacerlo sino hace suyo un programa para superar la crisis.

Solo hay una forma de impedir el uso de armas nucleares y es reconvirtiendo a las ejércitos en el marco de una nueva economía.-

Necesitamos unir a lo mejor de la humanidad detrás de dos reformas fundamentales: una moneda única y universal y un sistema impositivo sobre la base de la circulación del dinero, eliminando los impuestos al consumo y al trabajo.

Decimos humildemente que estas son las reformas para iniciar una revolución en el modo actual de producción.-

Jorge Aniceto Molinari                     

29 de noviembre de 2010.

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