sábado, 24 de diciembre de 2011

CARTA A UN ENCAPUCHADO




Por Dionisio Luga
 Imagino que no te ha ido bien en la vida. Es posible que hayas sufrido muchas frustraciones y tienes razones para hacer lo que haces. Sin embargo, estas empezando a vivir y probablemente nadie ha hablado contigo sobre este tema.
Yo también fui joven, idealista, sin formación política y recuerdo que una vez lancé una piedra contra un carro policial. Estaba atrapado por la rabia, habían asaltado nuestra Facultad. Pero jamás me cubrí el rostro, porque siempre tuve el coraje de dar la cara.
Durante los dolorosos años de la dictadura participé en cientos de actividades de todo tipo. Había tenido el tiempo y la capacidad para aprender, escuchar y poner en práctica otras visiones del mundo y de la lucha social. Comprendí por ejemplo que para ganar una batalla social y política lo primero es construir mayorías. Sin mayoría no es posible avanzar. Y cuando  te cubres el rostro, como los delincuentes y atacas sin considerar las consecuencias, el primer daño que haces es al propio movimiento al que supuestamente tú apoyas. Esas escenas sólo ayudan a quienes quieren desprestigiar y criminalizar las justas demandas de los jóvenes.
Además, puedes provocar un mal irremediable a personas inocentes, a veces trabajadores que apoyan el movimiento, a quienes tú y otros les han  quemado sus vehículos.
Esos inútiles enfrentamientos no conducen a ninguna parte. La expresión de tu rabia se convierte en un elemento en contra de la mayoría de los ciudadanos honestos y pacíficos que aspiran a una sociedad más justa en  nuestro país.
Quiero decirte además otra cosa, si tú eres partidario de la violencia, es tú opción. Pero no la del movimiento en el cual te infiltras, del cual te provechas para tirar unas piedras que a nada conducen.  Si quieres violencia, cuestión que no comparto y rechazo, hazla tú y tus amigos, pero no te abuses de las actividades legitimas de un movimiento pacífico. Eso se llama cobardía. Y tal vez por eso actúas con el rostro cubierto.
Y si no compartes las demandas del movimiento, no participes en sus actividades.
Por último, salvo bajo un sistema totalitario, te aseguro que es más sano mirar siempre cara a cara a las personas y los problemas.
Así actúan los hombres y mujeres dignos que no tienen nada que ocultar y que libremente ejercen sus derechos ciudadanos.
 Fuente:visión del maule

1 comentario: