jueves, 17 de noviembre de 2011

Chile: reivindicación al terrorismo de Estado


Fotografía:EFE.
 
Cuando el golpe de estado tenía yo 12 años, fue una época triste, de terrores y llanto. Al pasar el tiempo, al ir creciendo, entendí al comenzar a sopesar el significado de lo que sería para Chile la excreta fascista que, utilizó a un ejército otrora respetado, en contra de su pueblo y con la sola finalidad de servir a sus intereses.
Con el tiempo fui pensando, tal vez con la finalidad de auto defenderme, que éste era un territorio de cuentos, cuentos de terror, donde cualquier atisbo de luz y libertad debía ser aplastado, con bandos militares, detenciones ilegales y tortura, pero era un cuento que por fin terminaría. A fines de los ochenta creí ver con alegría y esperanza el fin del cuento  y que podría recuperar la capacidad de asombro, asombro de que la maldad por fin sería extraditada de nuestra sociedad, del medio donde nos movíamos a diario. Nos ofrecieron la llegada de un gran arcoíris, el que llenaría de colores este largo y angosto territorio y lo creímos. Creímos que con la llegada de infinitos colores ofrecidos llegaría la justicia, esa justicia real,     pero sólo nos dieron la justicia “en  la medida de lo posible”.
Ninguno de los que nos conquistaron con la promesa de pasar los traumáticos años del dictador fue capaz de cumplir su promesa, al contrario traicionaron al pueblo negociando con el tirano a cambio de la entrega del poder protegiendo de paso a los violadores de los derechos humanos.  Muchos de ellos pululan hoy en las calles como cualquier hijo de vecino…¿sabes quién es tu vecino?.
Hay quienes han llegado al parlamento por votación popular, otros han sido elegidos como autoridades comunales:  el caso de Cristian Labbé, alcalde en la comuna de Providencia es un ejemplo patético de lo que es la surrealista democracia chilena que permite estas aberraciones, el tipo es un provocador, prepotente,  y se siente profundamente orgulloso de su “participación” en los años en que sirvió en la DINA, órgano represivo del terrorismo de estado. Hoy aparece organizando un “homenaje” a uno de los más perversos torturadores, Miguel Krassnoff  Marchenco, condenado a más de 100 años de prisión por violaciones a los DDHH. Es éste tipo de actos los que nos sacuden y nos regresan a los tiempos de oscuridad dictatorial.
Las autoridades que se encuentran habitando temporalmente la Moneda fueron invitadas, Piñera, escándalo de por medio, se disculpa por twitter aclarando que él no apoya ni apoyará a violadores de DDHH… pero corrió a defender a Pinochet cuando fue detenido en Londres,  y … ¿quién lo diría?, Chadwick, uno de los jóvenes de Chacarillas, ahora en su papel de vocero, sale a rechazar públicamente homenajes a violadores de DDHH. Los “demócratas” de hoy pertenecientes al círculo de hierro de Pinochet deben sentirse estafados por un Piñera candidato que al parecer, les prometió la liberación de los mismos ASESINOS que hoy rechaza.
Nuevamente los demonios parecen volver del pasado para recordarnos que no se han ido, que no se han marchado y que están muy dispuestos a volver y, nos puede quedar absolutamente claro que a esta administración no le interesa el tema de las violaciones a los DDHH, no les importó e hicieron oídos sordos cuando cogobernaron con el dictador y,  hoy que son gobierno, les interesa menos. Han paralizado juicios por violaciones a los DDHH y han despedido abogados involucrados en la investigación de estas violaciones.
 En un mínimo acto de dignidad,  Piñera debería repudiar con fuerza ese insólito homenaje a uno de los más crueles asesinos y torturadores que conozca la historia de Chile.
Andrea Dufournel
Temuco.



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